lunes, 23 de enero de 2012

Lo mejor de tí

Si no acceptes el pitjor del meu caràcter, segurament no mereixes el millor de mi’

Una frase sabia, De un joven. Debe ser un joven sabio, y algo filósofo.

Pero, ¿qué peor tengo que aceptar para merecer tu mejor? ¿Cuán mejor es tu mejor para que valga la pena aceptar tu peor?

Escena: Sábado noche, casi de madrugada. Fútbol en la televisión. Ascensor en el rellano. Portazo, más estruendoso de lo habitual. Puerta cerrada a cal y canto. Llaves tiradas de mala manera en el cuenco. Taconeo de pasos nerviosos por el pasillo. Y voces. Monólogo acusador:
- ‘¡Tonto yo? ¡Tonto yo? ¿A mi me llamas tonto?’
Portazo. Pasos que se alejan. Golpes. Pasos que vuelven.
- ‘Tonto yo, tonto yo… ¡Tú sí que eres tonta! Si lo sabe todo el mundo, si hasta tu madre lo cree…’
Pasos arriba, pasos abajo. Aporreo de muebles.
- ‘¡Me has dejado en ridículo!
Explicación pormenorizada, a gritos, de los motivos. Una y otra vez, obsesiva. Y ella callada.
- ‘Si que soy tonto sí, por aguantarte, pero mañana mismo tienes tus cosas en la calle...’

Ascensor en el rellano. Ella intenta acceder a su casa. Se encuentra la puerta bloqueada. ¿Quién está dentro, pues? ¿Con quién discute él? Marededeusenyor! ¡Como una chota!

Ella insiste. Llama al timbre. Espera. Silencio. Vuelve a llamar. Silencio. Decide sentarse en la escalera, a esperar. Cinco, diez minutos... Se levanta y vuelve a llamar, al timbre y con los nudillos. Le pide que abra, con voz resuelta. Él sigue con su monólogo obsesivo, con sus pasos arriba y abajo compulsivos, con sus golpes, sus portazos, moviendo muebles. Y ella vuelve a la escalera, dispuesta a esperar... De repente se abre la puerta y él sale hecho una fiera, vomitando bilis, para reafirmarle su condición de proscrita y se vuelve a encerrar. Ella, sollozando, trata de acomodar la cabeza en el bolso, para que la noche sea menos incómoda.

¿No tiene ningún lugar adónde ir? ¿Ningún amigo al que llamar? ¿Prefiere pasar la noche dormitando en la escalera esperando que la acoja el mismo tipo que la ha dejado tirada como a una perra en el patio?

El fútbol hace rato que ha acabado. Ella insiste, esta vez impaciente, con voz suplicante. Él acaba por abrirle y de malas maneras la entra en casa. Discuten. Gritan. Forcejean. Más golpes. Ella le deja claro que no se le ocurra ponerle la mano encima. Con el tiempo las voces se van apagando y se hace el silencio.

Y mañana será otro día. Y aquí no ha pasado nada.




PD: Donant voltes a una ‘filosofada’ de l’Ig.

4 comentarios:

el paseante dijo...

Suposo que és ficció, tot i que lamentablement basada en fets que són reals massa sovint.

Apuntat el 088 dels mossos per si mai passa de veritat en el teu replà.

RaT dijo...

quina manera de malviure, quina pena, quin mal cos. Quina pena.

PS dijo...

Passarà, passarà...malauradament passarà el que sembla inevitable: que arribin a les mans o més lluny, que es doblegui a la voluntat, a les rabietes i al menyspreu d´ell, i més coses que no han de passar. Fins que d´una manera o altra ella estengui les seves ales i ell s´adoni del problema que té.

Apunta el 088, com diu el Paseante, sigui ficció o no, això està passant en molts replans d´escala.

commuter dijo...

Paseante, és difícil saber quan és el moment de trucar. On està la ratlla. Fins quan esperes? És massa d'hora? Pot ser massa tard?...


Rateta, sembla mentida, oi? Quina és la connexió neuronal que falla i no ens deixa adonar-nos del que estem vivint (mal-vivint)? Si des de fora es veu tan clar!


País, ella va acabar estenent les ales. Però vénen d'altres i no puc evitar sentir pena pel que els pot estar esperant.