martes, 11 de enero de 2011

Eso

Lunes. Con un poco de suerte será el commuting day por excelencia. Hoy empiezo el curso de percusión de calle. Es una clase de prueba, si me gusta, sigo, y si no, adiós muy buenas. Me han dicho que no se necesita experiencia. ¡Perfecto! Afortunadamente, tengo ritmo y mejores brazos que piernas; eso pinta bien.

Lo primero será poder llegar a su hora. Salgo 5 minutos antes del trabajo (eso si no viene una visita tocapelotas a última hora) para tratar de coger un tren que llegue a tiempo. Eso, y cruzar los dedos para que haya una bici libre que me deje en la estación en 8 minutos. Si no, toca coger el metro y entonces los 8 se convierten en 20. Y volver a cruzar los dedos para que la Renfe no haga honor a su fama. Y una vez en destino pasar por el parking de casa para coger el coche y subir hasta la clase (eso si me he acordado de coger las llaves por la mañana, si no, tengo que pasar por casa a buscarlas). Y encontrar aparcamiento (eso suponiendo que el coche arranque después de semanas sin usarlo)…

Y un día vale, pero el engranaje tiene que funcionar todas las semanas!

Suerte que me encantan los picos de adrenalina!!! Ya la descargaré con las baquetas. Eso!

2 comentarios:

el paseante dijo...

Te voy a presentar a mi sobrino etíope de cuatro años (casi cinco) que también le da a eso de la percusión. A ver si montáis una banda callejera (eso sí, lejos de mi balcón).

commuter dijo...

Pues sería una banda singular (o más bien plural?). Debe ser todo un personajillo tu sobrino.