jueves, 27 de enero de 2011

In the mood for Rufus

No hay más remedio. Ante la huelga de celo de Renfe hay que armarse de paciencia si no quieres perder los estribos.

He llegado a la estación y estaba prácticamente vacía, o sea, que acababa de pasar un tren. Así que me he pertrechado en un frío banco con mi parka y mi bufanda calada hasta las orejas y he sacado mi flamante MP3 dispuesta a hacer más llevadera la espera.

No sé por qué, pero en general prefiero escuchar música de la radio a temas que ya tengo grabados. Me gusta sentirme conectada al mundo, saber que ahí fuera hay otra gente compartiendo el mismo tema; me gusta que me sorprenda la aleatoriedad de las ondas. En cambio, me cuesta más decidirme por algún álbum o intérprete si tengo que elegir la música yo.

Pero hoy no. Ha sido conectar el juguetito e ir directamente a ‘Artistas’: Rufus Wainwright. Solamente tengo un álbum: Want two.

Mira por dónde, gracias a Renfe lo he podido escuchar tan de cerca. En casa acostumbro a ponerlo como música de fondo mientras trabajo. Y no es lo mismo. A cau d’orella es brutal!!!

Ha llegado el tren (unidad doble, no como ayer que tuvimos que ir como sardinas) y he tenido que ir de pie, pero más desahogada. Creo que no me he movido un ápice. Con los ojos cerrados y transportada por la música me he olvidado y aislado de todo. Estaba tan absorta, tan en paz…. que hasta he llegado a pensar que lo mismo estaba meditando!

No sabría con qué canción quedarme. Me enamoró su versión del ‘Hallellujah’ en un anuncio publicitario, pero este álbum no tiene desperdicio. Y además el timing ha sido perfecto. Me ha sacado de mi ensimismamiento ‘Old whore’s diet’ justo cuando llegaba a destino, con esa voz especial de un ser también especial llamado Antony mientras iba camino a casa por el paseo, aspirando el mar…

Hoy sólo ha faltado la luna.


domingo, 23 de enero de 2011

Cien monos

Recibo en un correo masivo el artículo ‘¿Sois idiotas?’, que algunas fuentes atribuyen a Pérez-Reverte (?) y Anita lo saca a colación en nuestra enésima conversación sobre lo podrido que está el mundo en general y su situación laboral en particular. ¿Qué nos pasa? ¿Por qué tragamos? ¿Hasta cuándo? ¿A qué estamos esperando?

Es curioso el uso de la segunda persona del plural en el artículo. ¿Por qué el autor no usa la primera persona? ¿Acaso él está libre de pecado? ¿O es que responde a una proyección del subconsciente: la tendencia a echar las culpas a los demás en lugar de responsabilizarnos de nuestros actos?

Sentimos rabia e impotencia ante esta situación. Pero ¿cómo nosotros, pobres curritos, vamos a hacer frente a la tangana que se han montado unos cuantos sátrapas amorales y sus amiguitos? (léase a cualquier nivel). ¿Qué sentido tiene dar un pequeño paso a contracorriente, a título individual, en medio de la marabunta aplastante que navega en sentido contrario? (léase también a cualquier nivel).

Pensamientos así sólo conducen a la inmovilidad. Pero hay un rayito de esperanza. Todo es cuestión de confianza y paciencia. Se trata de actuar y esperar. Actuar y sumar. Y tarde o temprano, en algún lugar del mundo en general o de nuestro mundo en particular, saltará el mono número 100, y se dará el cambio y, como por arte de magia, el ‘Imagine’ de John Lennon será una realidad.

Sería tan bonito…

domingo, 16 de enero de 2011

Deuda

Ayer doné sangre por primera vez. Era una asignatura pendiente desde hace muchos años. Estoy en deuda con mucha gente anónima que ha donado de forma altruista parte de sí misma y de su tiempo para que quien me dio la vida, por ejemplo, siga aquí.

El miedo al calibre de la aguja y al proceso en sí diluía automáticamente cualquier intento por conciliar el tema. Pero llega un momento en que el nivel de conciencia supera a los miedos y ayer, aprovechando el llamamiento del BST, acudí a saldar una pequeña parte de esa deuda.

Y todos mis temores infundados. Un simple pinchazo a pesar del calibre, nada doloroso (ni siquiera comparable a muchas extracciones rutinarias), un ambiente relajado, nada lúgubre, un personal muy amable y ningún mareo ni sensación desagradable.

He leído que para cubrir las necesidades de los hospitales son necesarias unas ¡¡¡1.000 donaciones diarias!!! Y eso durante los 365 días de cada año!!! Y dado que hasta ahora no ha habido una escasez acuciante, me resulta increíble y conmovedor a la vez pensar en la cantidad de gente que hace posible que la rueda de la vida siga girando...

martes, 11 de enero de 2011

Eso

Lunes. Con un poco de suerte será el commuting day por excelencia. Hoy empiezo el curso de percusión de calle. Es una clase de prueba, si me gusta, sigo, y si no, adiós muy buenas. Me han dicho que no se necesita experiencia. ¡Perfecto! Afortunadamente, tengo ritmo y mejores brazos que piernas; eso pinta bien.

Lo primero será poder llegar a su hora. Salgo 5 minutos antes del trabajo (eso si no viene una visita tocapelotas a última hora) para tratar de coger un tren que llegue a tiempo. Eso, y cruzar los dedos para que haya una bici libre que me deje en la estación en 8 minutos. Si no, toca coger el metro y entonces los 8 se convierten en 20. Y volver a cruzar los dedos para que la Renfe no haga honor a su fama. Y una vez en destino pasar por el parking de casa para coger el coche y subir hasta la clase (eso si me he acordado de coger las llaves por la mañana, si no, tengo que pasar por casa a buscarlas). Y encontrar aparcamiento (eso suponiendo que el coche arranque después de semanas sin usarlo)…

Y un día vale, pero el engranaje tiene que funcionar todas las semanas!

Suerte que me encantan los picos de adrenalina!!! Ya la descargaré con las baquetas. Eso!

lunes, 10 de enero de 2011

Commuting

Mi interés por los blogs surgió hace algún tiempo, cuando una amiga abrió el suyo y éste me llevó a otros y éstos a otros…
Al principio me sorprendía, y en cierto modo ruborizaba, esa necesidad de los blogueros de exponerse en canal a diestro y siniestro. No lo entendía (ni acabo de entenderlo), a pesar de que me fascina contemplar sus vidas a través de un agujerito… Supongo que cada cuál tendrá sus razones, y lo mismo hasta es adictivo. ¿Las mías para decidirme a abrir un blog? La insistencia del paseante despertó al gusanillo que tenía dormido (hace mucho tiempo que apenas escribo), pero no encontraba un hilo conductor. La vida apacible en mi torre de marfil no da para muchas entradas. ¿Qué hacer, pues? Practicar más commuting, sacudirme la pereza de encima y salir con los cinco sentidos bien prestos a captar y disfrutar cualquier pequeño momento para luego poderlo transcribir.

Mira por dónde, mataré dos pájaros de un tiro.

Como rezaba la publicidad: “Renfe, cada día una aventura”. A disfrutar del viaje.